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Promotio Iustitiae
At the service of Faith that does Justice   


Comprender el tradicional Consejo de Ancianos, y la justicia reparadora en el proceso de trasformación de los conflictos

Dennis Otieno Oricho

Introducción

En este artículo se presentan modelos de justicia africanos tradicionales, en un entorno cultural en continuo cambio que trata de forma desigual a la víctima y al culpable. En muchos países africanos el aumento del clima de injusticia se ha asociado con gobiernos y sistemas estructurales incapaces. Ahora bien, hasta la persona aparentemente más "insensata" cree que la violencia tiene un significado racional para la persona que la ejerce, y para evitar esta violencia, debemos aprender a ver cuales son esas razones. Una cosa es comprender lo que hace que la gente sea violenta y otra disculpar o perdonar sus razones. Por consiguiente, castigar requiere mucho menos esfuerzo que entender. Lo que ha motivado mi deseo de llevar adelante este estudio, ha sido el acuerdo unánime de que las formas tradicionales de justicia restauradora son capaces de ofrecer la posibilidad de paliar las necesidades de la victima, del culpable y de la comunidad. Esto es simplemente, porque la violencia constituye una compleja mezcla de fuerzas biológicas, psicológicas y sociales. El factor social o ambiental de la violencia parece ser más crucial que los factores biológicos. Algunas sociedades e individuos son mucho menos violentos que otros. Dicho con otras palabras, toda violencia es un intento de lograr lo que se percibe como justo, o para eliminar y evitar la injusticia.

Porqué la justicia restauradora como respuesta pastoral a los refugiados

La introducción de la Justicia Restauradora en África se apoya en el desarrollo gradual de la integración y el mantenimiento de instituciones tradicionales como el Consejo de Ancianos. Algunos estudios han mostrado que en muchas sociedades tradicionales africanas los sistemas de justicia fueron implementados por el Consejo de Ancianos, no exento de prácticas y valores democráticos. Está probado que los actuales modelos jurídicos de justicia ofrecen un trato desigual a la víctima y al culpable. Es muy triste tanto para el culpable como para la víctima, ser tratados en el marco de un sistema de justicia según la identidad étnica o la afiliación política. Por consiguiente, lo que hace el Consejo de Ancianos se puede entender sólo teniendo en cuenta la estructura administrativa de la comunidad.

En la mayor parte de las comunidades africanas por ejemplo, cuando surgía un problema, la corte suprema tenía la responsabilidad y el poder de juntar a la víctima y a los culpables obligando a los testigos a que declarasen y, según la declaración, se fijaba la pena para el culpable. La gratificación emocional del castigo era la misma para todos los que habían hecho uso de violencia: una sensación de orgullo y poder al dominar sobre otros, incluso el poder de hacerles daño, castigarlos y darles su merecido[1]. Sin embargo, no había juicio sin sentencia, porque en la mayoría de los casos el Consejo de Ancianos promovía reuniones entre víctima y culpable.

El Consejo creía que la violencia estalla cuando la gente no ve cómo anular o prevenir su propia humillación, excepto infligiendo la misma humillación. De ahí que al culpable se le diera a menudo la posibilidad de reaccionar a las acusaciones contra él o ella y si había pruebas suficientes, el Consejo de Ancianos decidía la naturaleza del castigo. Todo el proceso consistía en crear una relación positiva entre la víctima y el culpable.[2] El Consejo reunía a las víctimas y al culpable cada vez que surgían conflictos o había estallidos de violencia en la comunidad. Todo el proceso se basaba en crear relaciones y en el respeto a los miembros de la comunidad para enderezar la situación. El Consejo solía priorizar la actitud de perdón y de reconciliación entre víctima-culpable y comunidad, partiendo de la base de que el crimen y el castigo eran considerados como opuestos, y estaban radicados en las mismas percepciones de moralidad y de justicia según los valores y las tradiciones de la gente. En este caso, los culpables no eran ignorados y se tenían en cuenta sus necesidades. Como indicaba en mi artículo African Sub-Regional Bodies in Armed Conflict resolution', en el caso de IGAD (Intergovernmental Authority on Development) en el conflicto en Sudán, los Ancianos tuvieron una extraordinaria alacridad y sabiduría. Recordaron todos los puntos expuestos, sacaron sus consecuencias y aprobaron una resolución aceptable sobre cuestiones de disputas entre clanes, casos delicados de embarazo y problemas conyugales,[3] sobre la base del razonamiento de que la violencia es un intento de lograr justicia. Para evitar una escalada de violencia, se protegió la confidencialidad de toda la información y en una situación en que se creyó que la vida del culpable corría riesgos, el Consejo de Ancianos dispuso medidas de seguridad a su favor hasta la resolución del caso.

De manera que en el sistema comunitario tradicional, el tema de la justicia era tratado con respeto por cada miembro de la comunidad. Estos sanos valores del modelo de liderazgo del Consejo de Ancianos se fueron guardando y se integraron con otros valores para fomentar la unidad de la familia. De esto se deduce que en una sociedad, cuanto mayor es el castigo, mayor es la tasa de violencia, lo cual hace que la justicia reparadora sea el mejor modelo para un acercamiento entre la víctima y el culpable. El Consejo de Ancianos puede ser un modelo de valores tradicionales de justicia reparadora que son pertinentes para el actual sistema político de Kenya que busca sanar y reconciliar. Dicho de otro modo, el Consejo de Ancianos creó un sistema para promover los derechos humanos, rechazando la dominación imperialista y la explotación capitalista, para crear una sociedad donde prevalece un modo de existencia basado en la comunidad.

Un buen ejemplo de esto lo vemos en la filosofía del Igualitarismo africano expresada por un famoso profesor africano: "Existo para, con, y en el NOSOTROS, y viceversa; soy porque nosotros somos, y porque somos, soy"[4]. Este concepto nos recuerda que Dios ama la diversidad. Dios, creó un mundo de diversidad, y debemos vivir en el, más que rodearnos de gente que es igual a nosotros.

Los miembros del Consejo de Ancianos eran considerados hombres sabios con atributos que Platón daba al rey-filósofo, capaz de escuchar y tratar diversos casos en la comunidad. No tenían una fuerte educación formal, pero eran hombres sabios y humildes que procuraban unir la comunidad cuando había conflicto y desorden. Su liderazgo se centraba en los valores humanos básicos del amor, de las relaciones, del respeto y del reconocimiento. Su principal cometido consistía en reconciliar familias o parientes en conflicto, partiendo de la convicción de que la falta de relaciones armoniosas en una comunidad constituye una vergüenza para las familias y esto a su vez reduce la cohesión social entre la gente. Las culturas entre cuyos miembros la tasa de violencia es muy elevada, son las culturas cuyo sistema de valores, cuyas prácticas de socialización e instituciones tienen el efecto de despertar especialmente en sus miembros sentimientos de vergüenza y de humillación y no facilitan el desarrollo de sentimientos de empatía, de culpabilidad o de remordimiento que inhiben impulsos violentos. Por consiguiente, la sabiduría del Consejo de Ancianos estaba bien empapada del concepto de justicia reparadora como factor que une a la víctima, al culpable y a la comunidad. La justicia reparadora trata de crear un diálogo y reexaminar la idea de justicia.

Como Johnstone indica, la justicia reparadora representa un enorme cambio de paradigma y constituye un gran reto ante la manera convencional de entender el crimen y la justicia y ante la postura que la sociedad asume respecto a los culpables.[5] En el sistema de liderazgo del Consejo de Ancianos, cada miembro tenía un sentido de pertenencia y el derecho a ser escuchado. El término comúnmente usado por la comunidad era 'NOSOTROS' y no 'YO' como en comunidades individualistas. Con su enfoque, el Consejo fomentaba un profundo compromiso con los vecinos y con el conjunto de la comunidad. Por ejemplo, cuando una pareja peleaba, el Consejo de Ancianos iniciaba un diálogo entre las partes para examinar las principales causas del conflicto, y cómo reanudar las relaciones, una vez más.

Por ejemplo, se programaban eventos como comidas y rituales comunitarios para reconciliar, evitar la violencia, hacer justicia y construir la paz, fomentar la autoestima y evitar sentimientos de culpabilidad. El Consejo de Ancianos ofrecía un contexto para la reconciliación donde la víctima y el culpable podían encontrarse cara a cara sin tensión o miedo a expresarse. La creación de un espacio para el diálogo evitaba que surgieran prácticas injustas y ayudaba a sanar, creando un clima de respeto y de armonía en la comunidad. Aprendiendo de este tipo de justicia reparadora, la Iglesia puede dar a la gente herramientas para fomentar la autoestima, a través de la educación, la asistencia sanitaria, la capacitación y la oportunidad de reducir la violencia en la comunidad.

Zehr señala que la justicia reparadora se centra sobre todo en las necesidades de las víctimas, de las comunidades y de los culpables.[6] Las decisiones iban orientadas hacia la comunidad, con pocos daños y nadie era excluido. La mayoría de los casos de homicidios podían ser atribuidos a las disparidades en los ingresos y en la riqueza. A esto se le llama a menudo 'privación relativa'. El Consejo de Ancianos era imparcial y sensible moralmente, en particular cuando la violencia era considerada ilegal por la comunidad y cuando se castigaba a los culpables.

Un "Anciano" tenía una conciencia social y un total conocimiento de las relaciones sociales imperantes para establecer la justicia social. El Consejo de Ancianos buscaba medios no violentos para disminuir los sentimientos de vergüenza y asegurar la justicia, la paz y la reconciliación. Al ser la institución socio-política de más prestigio, los miembros del Consejo de Ancianos eran hombres de una gran integridad personal, capaces de escuchar la voz del pueblo, e indiferentes ante sus propios intereses. El Padre Ikunza señala que la causa que está en la raíz de los conflictos violentos es la clave para una respuesta eficaz.[7] En definitiva, para poder comprender la violencia es necesario aprender cómo traducir acciones violentas en palabras. La formación de la Comisión Verdad Justicia y Reconciliación (TJRC), que se ha creado para examinar la violencia post electoral que estalló en Kenya, debe adoptar este tipo de enfoque sistemático de cara a la reconciliación. La promoción de la Justicia como Zehr señala, revela que la justicia reparadora ofrece caminos concretos para considerar la justicia en el marco de la teoría y de la práctica de transformación de conflictos y construcción de la paz.[8] Justicia significa que lo que afecta a una persona afecta también a los demás por el 'nexo social' que hay entre los seres humanos.

Tradiciones y valores sirvieron para 'reparar' cuestiones relativas a víctimas y culpables. Y para practicar la justicia de forma concreta, los líderes debían implicarse en la comunidad que estaban llamados a servir, y no separarse del pueblo. La posición de un rey-filósofo es la de la participación en el día a día de la comunidad.[9] Los líderes deben comprometerse en el diálogo, dejando que la gente exprese sus opiniones y discuta hasta llegar a un acuerdo. La prerrogativa del Consejo de Ancianos, como la del rey-filósofo, consiste en influir en el sistema judicial por medio del contacto personal y permitir una dialéctica que de pie a una solución beneficiosa tanto para la víctima como para el culpable. Jesús tuvo un enfoque 'armonioso', al estilo del arte marcial del aikido (de la armonía), con relación al cambio social, y no vivió dentro del paradigma de la pureza que dejaba de lado a las prostitutas y a los recaudadores de impuestos. Aconsejar a otros que hay que "andar una milla más, poner la otra mejilla, dar también el manto" son todos pasos típicos de ese 'camino de armonía'. Desde el comienzo Jesús se comprometió con ese paradigma, con sus términos y visión del mundo, y transformó la terminología dándole una nueva interpretación. Podemos redefinir la conversación nacional sobre seguridad, hablando de la estrategia de seguridad de Dios, seguridad desde la base.

La justicia reparadora prefiere, en la medida de lo posible, un proceso de colaboración y de inclusión, y resultados que sean mutuamente acordados y no impuestos.[10] Los culpables deben reconocer sus acciones y asumir sus responsabilidades para recibir el castigo, la sanación y el perdón.

Los resultados del sistema judicial deben reparar las relaciones rotas y abordar las causas del crimen, paliando al mismo tiempo las necesidades de las víctimas, de los culpables y de la comunidad. El Consejo de Ancianos era una alternativa plausible en la construcción de la confianza y mejorar relaciones dañadas, no obstante, algunas cuestiones llevadas al Consejo iban más allá de su competencia, debido al trauma psicológico de las víctimas y de los culpables en casos de violación, asesinato y robo. Además, aspectos como la reconciliación son procesos a largo plazo que requieren auto reflexión y humildad y me temo que a la mayor parte de los Consejos de Ancianos les faltaba competencia en estas materias. En cierto sentido esto apuntaba a un sistema que se desintegraba, y el remediarlo requería una cierta advocacy para construir la confianza y para reintegrarse en la sociedad.

Otra debilidad surgió cuando lo que hacía el Consejo de Ancianos se trasladó al contexto de la democracia occidental que no excluye a las mujeres. El Consejo de Ancianos, se apoyaba en los hombres como elementos clave a la hora de tomar decisiones. Esto creaba una cierta parcialidad en términos de toma de decisiones y asuntos que afectaban profundamente a las mujeres y a los jóvenes. Así que yo planteo la pregunta: '¿Qué tipo de conocimiento de las costumbres debe tenerse en cuenta antes de nombrar la Comisión Verdad, Justicia y Reconciliación en Kenya para que sus miembros sean considerados como guardianes de la comunidad? En nuestro actual sistema judicial ¿se practican estos valores tradicionales? Estas preguntas requieren ulteriores investigaciones.

Conclusión

Pienso que al examinar la naturaleza del liderazgo la sociedad tiene derecho a tomarse los medios necesarios para alcanzar el objetivo por el que existe. Esto se justifica por la legalidad de los medios y metas de la sociedad para lograr la justicia. El Consejo de Ancianos mantuvo estructuras sociales comunitarias fuertes con respeto, confianza y honestidad y demostró tener sabiduría, inteligencia, seriedad y sentido de liderazgo. El perdón es más un camino que un hecho concreto, es una parte de la sanación y un acto de capacitación o de valor.[11] Esto exige un proceso de sanación a largo plazo para ayudar a la víctima y al culpable. Sin embargo, la falta de centros e instituciones para traumas psicológicos en África, ha cortado las alas de este proceso.

La pregunta pertinente es: ¿Pueden los valores y la sabiduría natural del Consejo de Ancianos utilizarse en el moderno proceso de justicia reparadora sin prejuicio étnico? Pienso que habría que investigar más en este sentido. Dentro de los sistemas injustos del mundo de hoy, el destino de la justicia reparadora está en nuestras manos como promotores de justicia y constructores de paz. De la historia hemos aprendido que podemos olvidarla y dejarla morir, o que podemos alimentarla, compartirla con otros y mantenerla viva. Esta justicia común necesita reconocer la responsabilidad que uno tiene, tener el máximo de información, buscar la verdad, capacitar y reparar el mal hecho. Para arreglar las cosas, es necesario tener en cuenta los daños y las causas.

[1] Gilligan, James. (2001. Preventing Violence: Prospects for Tomorrow, New York, Thames & Hudson.

[2] Zehr, Howard. (1990). Changing Lenses: A New Focus for Crime and Justice, PA, Herald Press.

[3] Oricho O. Dennis (2007). African Sub-Regional Bodies in Armed Conflict resolution: The case of IGAD in Sudan Conflict, in Peace Weavers: Methodologies of Peace Building in Africa, por Opongo, Omondi Elias, S.J. (ed), Nairobi, Kenya, Paulines Publications Africa.

[4] Mbiti, John, (1978). African Religions and Philosophy. Nairobi: East- African Publishers. 1Zehr, Forgiveness - What is it, what is not, class notes: 12/04/2008, Fall Semester 2008.

[5] Johnstone, Gerry. (2002). Restorative Justice: Ideas, Values, Debates, USA, Willan Publishing.

[6] Zehr, Howard. (2002). The Little Book of Restorative Justice, PA, Good Books.

[7] Hakimani, (2009). Jesuit Journal of Social Justice in Eastern Africa: Seeking Truth, Justice and Reconciliation, Centro jesuita Hakimani, Nairobi Kenya

[8] Zehr, Howard. (2002). The Little Book of Restorative Justice, PA, Good Books.

[9] Gothrie, W.K.C. (1975), A History of Greek Philosophy Vo.5. "Plato the Man and His Dialogues; Early Period. Cambridge: Cambridge University Press

[10] Gothrie, W.K.C. (1975), A History of Greek Philosophy Vo.5. "Plato the Man and His Dialogues; Early Period. Cambridge: Cambridge University Press

[11] Hakimani, (2009). Jesuit Journal of Social Justice in Eastern Africa: Seeking Truth, Justice and Reconciliation, Centro jesuita Hakimani, Nairobi Kenya.



 
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